Hamlet recibe la revelación del fantasma: su padre fue asesinado por su tío Claudio, quien vertiendo un veneno en su oído (mientras descansaba en sus jardines) lo mata para subir al trono.
El príncipe perpara su lenta venganza. Hamlet pronuncia con profunda seguridad: "el treatro es la red que atrapará la conciencia de este rey."
Para ello, modifica el guión del "Asesinato de Gonzago", en el cual se describe y narra detalladamente el delito del rey Claudio, soberano que no soporta la escena e interrumpe el acto.
Aquí encontré la respuesta porqué a veces el público se levanta de una poltrona en la sala de cine. Un director plasma en el celuloide su manera de percibir el mundo. Pero, también se convierte en un Hamlet, un atador de pensamientos, acontecimientos o sentimientos que atrapan al público hasta el final de la obra para rebuscar en su conciencia, sus entrañas. Lo interesante es que al salir de la proyección se liberan o despiertan diversas opiniones u observaciones de todo tipo.
Ante ello, el espectador quien - por varios factores como: la identificación con los personajes, la época o los conceptos- se ve desvelado y directamente relacionado, se desconcierta, impacta, siente; un público Claudio.
El oscuro de la sala nos esconde de aquella penuria, el cine NO es sólo entretenimiento. Directores y directoras no teman ser Hamlet, por lo menos en alguna obra suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario